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sábado, 22 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 20

¿Se lo había contado a su hermano, pero no a ella? Se giró y cogió un trapo del mostrador para limpiarse las manos. 
—Rory, tengo una cita —le gritó—. Regresaré a eso de las cinco.
 Tanto Rory como Peter la miraron, con sendas expresiones neutras. Bastardos. 
—Tenemos mucho trabajo atrasado,Lali. —Rory se aclaró la garganta mientras Peter cruzaba los brazos sobre el pecho y le dirigía una mirada ominosa.
 —No puedo quedarme. —Se encogió de hombros—. Tengo que ir corriendo a casa a ducharme y luego me reuniré con Sienna y Kira. 
Lali dejó el paño en el mostrador, sacó las llaves del coche del bolsillo trasero y les dirigió una mirada tensa y una dura sonrisa. 
—Estoy segura de que sobreviviréis sin mí. 
Kira se había quedado sorprendida cuando Lali la había llamado esa mañana para preguntarle si quería ir con Sienna y con ella al balneario. La otra mujer se había mostrado cautelosa pero, aun así, había accedido. Era una de las cosas que le gustaban de ella. Kira no era ninguna estúpida, pero pecaba de ser tan curiosa como el demonio. Lali se dirigió a su coche, consciente de que Peter la seguía. La alcanzó antes de que ella llegara al pequeño BMW Z8 rojo que su esposo había reconstruido para ella poco antes de salir para su última misión. Aún tenía el guardabarros abollado tras haber chocado contra la parte trasera del todoterreno de Thiago. El cuatro por cuatro todavía seguía guardado en el garaje, sin usar, y Lali se preguntó si él habría echado un vistazo a aquel vehículo del que se había sentido tan orgulloso. Podría haberlo hecho con facilidad sin que ella se enterara. 
Acababa de llegar junto al coche cuando sintió que Peter la cogía del brazo, obligándola a detenerse  Lali se quedó sin aliento y cerró los ojos, sintiéndose abrumada por las emociones. Alegría, cólera, pesar y esperanzas. Tantas esperanzas que casi cayó de rodillas. Pero también sentía miedo. ¿Acaso deseaba tanto aquello que estaba viendo sólo lo que quería ver? ¿Una ilusión? No. No aquello no era una ilusión. Era su irlandés. 
—¿Por qué te vas? —La voz masculina era áspera y ronca. Le había ocurrido algo en aquella voz con la que le había cantado baladas irlandesas, con la que había susurrado tan suavemente su nombre. Pero no era la voz la que reclamaba el alma de Lali, era al hombre. Ella se aclaró la garganta y se giró hacia él, clavando los ojos en su barbilla.
 —Ya lo he dicho, tengo cita en el Spa. —Arrancó el brazo de la mano de Peter antes de mirarle a los ojos, luchando por disimular el asombro que sentía al volver a tener el hombre que amaba de nuevo a su lado. Su irlandés. Quería rodearlo con los brazos y decir su nombre, pero no podía hacerlo. Sabía lo peligroso que podía ser para él, para todos. Pero sobre todo para él. Tenía que existir una razón sólida para que hubiera regresado a ella con otro nombre. Su marido siempre había sido muy protector, y seguía siéndolo sin importar cómo se llamara. Luchaba por mantener a salvo a sus seres queridos sin importarle el riesgo.
 —¿Por qué hoy? —inquirió Peter con voz dura. No quería que se fuera. Quería que se quedara allí, donde podía vigilarla.
 —¿Importa? ¿Hay alguna razón por la que no deba ir?
 —Bueno, debería bastarte con saber que ayer intentaron matar a uno de tus empleados. — Tenía los labios apretados y sus ojos brillaron al mirarla con una mezcla de preocupación e ira. 
—Lo que le ocurrió a Toby está relacionado con lo que te pasó a ti la noche anterior, Peter. No conmigo. Además, mi marido me enseñó a que tuviera cuidado —le recordó—. No soy una florecilla indefensa.
 Lali lo vio estremecerse. 
—No, pero sí eres una mujer terca decidida a hacer las cosas a su manera —gruñó Peter. La joven abrió la puerta del coche antes de volverse hacia él. 
—He quedado con Sienna para almorzar y luego tenemos una cita en el Spa. Ahora que tú estás aquí y que el taller va sobre ruedas, creo que puedo tomarme una tarde libre y tener tiempo para mí en vez de andar entre motores y aceite. ¿Te supone algún problema?
 Aquellos ojos azul brumoso brillaron con el deseo que ardía en su interior. 
—¿Vas a hacerte la manicura? —-Peter curvó los labios ligeramente. 
—Pagar por una manicura es un desperdicio dedicándome a lo que me dedico. —Señaló el taller con la mano—. Y no puedo negar que prefiero andar entre motores que hacerme las uñas. Pero espero disfrutar de un masaje. Quiero cortarme el pelo. —Lo sacudió ante él—. Y quizá hacerme una limpieza de cutis. —Y puede que también se depilara. Lali fue muy consciente de los pensamientos que se cruzaron entre ellos. Quizá se depilara el pubis de nuevo para poder sentir la barba de Peter contra la sensible piel desnuda, para sentir la lengua masculina en sus pliegues desprotegidos. Le gustaba que su marido hubiera regresado, pero no estaba dispuesta a perder la independencia otra vez. Había algunas cosas de las que quería disfrutar en «el área de belleza», como Sienna y ella llamaban al Spa. 
Peter la observó y ella supo qué iba a decir. El cerró los ojos lentamente y cuando los abrió, su expresión era dominante y resuelta. Ser dominante era una nueva faceta de su carácter, o quizá algo que le había ocultado en el pasado.
. —Preferiría que esperaras —dijo finalmente—. O que me dejaras acompañarte. 
—No necesito ninguna niñera, Peter. —Lali negó con la cabeza. Necesitaba alejarse de él un buen rato—. Evita las peleas de cuchillos por la noche, y quizá no tengas que preocuparte tanto.
Le había revisado las heridas esa mañana cuando despertaron. Al volver a vendárselas se sintió sorprendida de que no hubiera muerto desangrado mientras la poseía. 
—Tengo que irme. —Se metió en el BMW—. No olvides que el coche de Becca Jean debe estar listo para esta tarde. Tiene que utilizarlo mucho durante los próximos meses y quiero estar segura de que no la deje tirada. 
—Me encargaré de ello —masculló—. Maldición, Lali. Por lo menos, prométeme que tendrás cuidado.
 —Siempre lo tengo. —Agarró el volante y giró la cabeza hacia él, enfurecida—. Eres tú quien no sabe mantenerse alejado de los problemas. Cerró la puerta, consciente de que podía hacerlo sólo porque él se lo permitía, y luego puso el coche en marcha. Un segundo después salía del aparcamiento. Miró por el retrovisor y vio que Peter se llevaba el móvil al oído. Lali se preguntó quién sería su niñera aquel día. 
Peter observó cómo el pequeño BMW aparcaba delante de la casa de ladrillo de dos pisos y cómo su esposa entraba en ella. Micah Sloane y John Vincent se turnaban para vigilarla cuando no estaba con él. A Peter no le gustaba en absoluto que estuviera fuera de su vista mucho rato. Y tampoco le gustaba que fuera al pueblo sin él. Había demasiadas incógnitas en esa misión y muy poca información todavía. 
Noah volvió a revisar la parte inferior del todoterreno, buscando más pruebas, y las descubrió en distintas partes del motor que Delbert había pasado por alto.
Estúpido bastardo. 
Recogió las pruebas y salió de debajo del vehículo. Ya le encargaría a otro empleado que averiguara si el problema estaba en la potencia o en el control de tracción. Si Delbert creía que los del taller se habían limitado a hacerle una prueba global a su vehículo, cuando lo arrestaran no podría culpar ni a Lali, ni a Peter. Ocultando una sonrisa de satisfacción, llamó al mecánico que estaba bajo sospecha y lo puso a trabajar en el todoterreno. Peter sabía que había encontrado lo suficiente para incriminar al propietario del vehículo, como también sabía que el pequeño mecánico de piel cetrina que ahora trabajaba en él no encontraría el resto de las pruebas que había dejado, pues estaban muy escondidas. Había dejado lo justo para acusar a Delbert cuando lo detuvieran. Subió al apartamento y clasificó las pruebas antes de envolver los frasquitos en papel y asegurarlos con una goma elástica. Se los volvió a guardar en el bolsillo y regresó al taller. Aún faltaba algunas horas para que Nik pudiera salir sin ser visto y dirigirse al bunker. Se acercó al coche de la amiga de Lali y lo examinó con atención, sin quitar ojo al mecánico que trabajaba en el otro vehículo. Si encontraba algo, Delbert acudiría con rapidez a recoger el todoterreno. Si no lo hacía, el mecánico continuaría realizando su trabajo como hasta ahora, rascándose la cabeza y comprobando la inyección de combustible. Pero las pruebas no estaban cerca de la inyección. Vio que Lali salía de la casa. Unos segundos después, el coche de Micah salía de una calle cercana y la seguía. Ella estaba a salvo, pero le irritaba sobremanera no ser él quien la vigilara y protegiera. Negando con la cabeza, volvió a su tarea y devolvió la sonrisa que le dirigía Chuck Leon, el mecánico que estaba arreglando el todoterreno de Delbert. El hombre sacudía la cabeza sin dejar de sonreír, con gesto de compañerismo. —
Es toda una mujer —dijo el mecánico con una risita, tirándose de la sucia perilla que sobresalía en su barbilla—. Aunque no tienes nada que hacer con ella. 
—Es posible —gruñó Peter—. Pero puedo hacer que contrate a otro mecánico si tú no dejas de perder el tiempo.
 Algo brilló en los oscuros ojos de Chuck. Pero asintió con la cabeza lentamente antes de inclinarse sobre el motor y ponerse a trabajar. 
 Thiago jamás podría volver a Alpine con su familia y su esposa. Pero alejarse de ella otra vez iba a resultar imposible.

-Esto es justo lo que necesitamos. Una noche sólo de chicas. —Sienna Richards se estiró sobre la camilla dejando que unas manos expertas masajearan su cuerpo. 
—Una noche sólo de chicas —gruñó Lali—. Las recuerdo muy bien. Eran un infierno. Siempre acababa con una horrible resaca después de quedar contigo, Sienna.
Lali consideró la idea durante un instante. 
—Mi nuevo mecánico necesita supervisión —dijo finalmente con sorna—. Y, por supuesto, pienso supervisarlo personalmente. 
Kira resopló y Sienna lanzó un gritito. 
—Todavía no puedo creer que estés pensando en tener una relación con ese hombre. A Thiago le habría dado un ataque, Lali. 
El comentario de Sienna fue seguido por un tenso silencio. Sienna había sido amiga suya y de Thiago, pero había tenido más de un encontronazo con su marido. 
—Thiago habría querido que fuera feliz —afirmó Lalu con voz queda. 
—¿Con un hombre como ése? —se burló Sienna—. Vamos, estás con él sólo porque tiene unos ojos que te recuerdan a tu marido y la misma actitud dictatorial. A un hombre así no le gusta saber que sólo es la segunda opción. Pronto tendrás problemas. 
—Los tendré de todas maneras. —Lali se encogió de hombros como si aquello no tuviera importancia. ¿Por qué no quería hablar con Sienna? ¿Por qué no quería compartir con ella la certeza que sentía en su interior? Siempre le había contado todo a Sienna y tenía que reconocer que la había ayudado mucho cuando Tiago «murió». Sin embargo, ahora no quería compartir su alegría con nadie, aunque tenía que reconocer que tenía que morderse los labios para no acribillar a Kira a preguntas, porque sabía, en el fondo de su alma, que tanto su amiga como Ian eran partícipes de lo que estaba ocurriendo.
 —Te lo dije, libérate de la tensión sexual —masculló Kira desde su camilla al lado de Lali—. Déjala disfrutar, Sienna. Estoy segura de que se sentirá mucho mejor.
 El deje divertido en la voz de Kira podría significar cualquier cosa. 
—Un día de estos voy a hacerte pagar ese consejo —le advirtió Lali—. Ese hombre es tan posesivo que conseguirá volverme loca. Sí, de hecho, ya lo estaba haciendo. 
—Thiago era una persona de trato fácil. —Sienna suspiró—. Jamás se ponía celoso.
 Oh, eso no era del todo cierto, se dijo Lali para sus adentros. Thiago había sido celoso, pero lo había ocultado muy bien, incluso ante ella. Había sido cordial, alegre y educado, pero por dentro era un hervidero de emociones. Y los celos habían sido una de ellas. Ella supo durante años que Thiago ocultaba aquella emoción en particular. Se había controlado porque confiaba en ella. Porque sabía que no había manera de que Lali se quedara encerrada en casa estuviera él o no en una misión. Pero ella había sentido claramente el eco de sus celos.
 —No. El jamás se puso celoso —convino Lali, sin querer compartir ninguna información con Sienna. Peter se ocultaba, obviamente, por alguna razón, y Lali no podía arriesgarse a poner en peligro cualquiera que fuera su misión. Se negaba a arriesgar su vida.

-Lali piensa que deberíamos ampliar el horario de la tienda de suministros y de la gasolinera ahora que tenemos ayuda —le dijo Rory al entrar en el taller unos minutos más tarde—. ¿Vas a trabajar esta noche? —Había un tono divertido en su voz.
 —Sólo si estás muerto. —Se giró hacia su hermano lentamente—. Y me parece que aún respiras. ¿Vas a darme alguna excusa para no sustituirme? Te advierto que tu muerte sería lo único aceptable.
 Rory hizo una mueca mientras se metía las manos en el mono de trabajo y le dirigía a Peter una mirada furiosa.
 —Tengo una cita.
. —Yo también —le informó Peter. 
—Mi cita es más importante —gruñó Rory—. Llevo meses detrás de esa mujer. Deberías verla, Peter. —Suspiró—. Es realmente espectacular. 
—Pues va a sentirse muy decepcionada esta noche, a menos que ignores la orden de Lali y cierres ya. -Rory miró hacia la casa. 
—¿Crees que se dará cuenta?
 —Probablemente.
Tras decir aquello, se dirigió al apartamento que estaba sobre la oficina. Subió las escaleras de dos en dos y, al llegar a la puerta, cogió el estrecho palillo que había dejado en la cerradura. Al entrar, pudo ver el trozo de cinta Scoth en la puerta que daba al exterior. Todavía estaba en su lugar. Nadie había abierto esa puerta. Aun así se movió con cautela por el apartamento y cerró la puerta del baño tras de sí. Lali había ido al Spa y él apenas podía contener su impaciencia. Estaba condenadamente excitado ante lo que sabía que le esperaba esa noche.
Lali se giró al oír el ronroneo de la Harley de Petrr detrás del taller. Dios. Peter llevaba unos vaqueros y zahones negros. Una camiseta oscura y ceñida le cubría el torso. Y se dirigía hacia allí.
. —¿Hay algo más sexy que un hombre con zahones sobre una Harley? —preguntó Kira a su espalda—. Ninguna mujer podría resistirse. 
Desde luego, no Lali. La joven observó cómo rodeaba el taller y tomaba el camino de gravilla que conducía a la parte posterior de la casa. El sonido ronroneante de la Harley estaba cada vez más cerca, haciéndola temblar de excitación.
. —Creo que ha llegado el momento de que me vaya —comentó Kira con una risita—. No te molestes en acompañarme a la puerta. 
Lali no lo hizo. Escuchó cómo la Harley se detenía detrás de la casa y se aproximó a la puerta trasera. La abrió y salió al porche en el momento en que él se bajaba de la moto. Aquellas largas piernas que caminaban hacia ella con aire despreocupado hicieron que se estremeciera de anticipación. Le hizo sentir el latido del corazón en la garganta mientras el deseo iniciaba un ardiente recorrido por su cuerpo. 
—Te ha sentado bien ir al Spa —dijo él, deteniéndose al pie de los escalones del porche y mirándola fijamente—. ¿Te apetece lucir el corte de pelo nuevo y salir esta noche? Podríamos cenar en el pueblo. Iríamos en la moto. 
Lali no había vuelto a montar en moto desde que era una adolescente. Miró a la Harley y luego a Peter. 
—Tendría que cambiarme de ropa.
-Sería una verdadera pena —afirmó él, deslizando la mirada por la corta minifalda vaquera y la camiseta—. Debo decirle, señora Esposito, que tiene unas piernas increíbles. 
Nadie había sido nunca tan encantador como Thiago. Lali recordó sus citas, la manera en que la miraba con aquellos ojos azules, y cómo le sonreía cuando iba a recogerla. Había sido el epítome del chico malo, y había sido todo suyo. Y todavía lo era. 
—Las faldas cortas y las motos no son buena combinación —señaló ella. Peter asintió con seriedad y sus ojos brillaron de forma inquietante.
 —Es cierto. Y con unas piernas tan bonitas como las tuyas, será mejor no arriesgarnos. 
Lali se apoyó contra un poste del porche y volvió a mirarlo.
. —¿Sabías que tengo un todoterreno? —Se puso una mano en la cadera mientras observaba su reacción. 
—¿De veras? ¿Había sido interés lo que Lali vio destellar en sus ojos, o sólo alegría ante la mención de aquel condenado todoterreno? Él miró a su alrededor.
. —No he visto ninguno por aquí.
 —Está en el garaje —comentó a la ligera-—-. Un enorme monstruo negro con asientos abatibles. Un cuatro por cuatro de cromo y acero que consume más gasolina de lo que puedas imaginar. 
Peter sonrió ampliamente. Siempre se había sentido muy orgulloso de aquel maldito todoterreno.
. —¿Y qué hace alguien como tú con un trasto tan grande? —bromeó. Ella se encogió de hombros.
 —Pertenecía a mi marido y ahora es mío. —Esa declaración provocó que la dura mirada masculina se agudizara.
. —¿Y lo conduces?
 —Todo el tiempo —mintió, atormentándole—. No tengo que preocuparme de que se estropee ahora que mi marido no está. No le gustaba nada que lo condujera. -El tragó saliva. 
—¿Está en buenas condiciones ahora?- Lali resopló.
. —Sí. ¿Quieres conducirlo o prefieres seguir preguntándome? También puedo ponerme unos vaqueros e ir en la moto. Elige.
. ¿Elegir? Peter la miró, casi incapaz de contener la sorpresa de que ella hubiera conservado el todoterreno. Sabía que durante los primeros meses tras su «muerte», Lali no había podido pagar los recibos de la casa y el taller, ya que su pensión de viudedad era ridicula. Pero incluso exponiéndose a perder ambas cosas, Lali había conservado aquel condenado todoterreno. Saberlo lo complacía más de lo que podía expresar. Sin embargo, el que ella permitiera que otra persona lo condujera lo llenaba de horror. Aquellos contradictorios sentimientos colisionaron en su interior, y se prometió que haría pagar a Lali por eso.
 —Eres muy generosa con las posesiones de tu marido —le reprochó.

7 comentarios:

  1. ME ENCANTA TU NOVELAAA!!!! MUCHISISISISIMOO

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  2. JAJAJAJAJAJAJAJAJA Peter y su obsesión con el todo terreno y Lali que como ahora sabe que Peter es Thiago sabe como atormentarlo..

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  3. MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS

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  5. Se quieren hacer pagar las cosas entre los 2...quién pegará más duro?

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  6. Me encantó y peter que vive en una contradicción
    @Masi_ruth

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  7. Ya Lali se lo está haciendo pagar,la idea d k conduzca el todoterreno d Thiago ,a Peter le molesta,sigue pensando k ella no sabe nada.

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