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lunes, 27 de agosto de 2012

CAPITULO 3

La pequeña cabaña, asentada en medio de los terrenos del rancho Rocking M, estaba deteriorada por el tiempo, pero seguía siendo acogedora y familiar a pesar de la oscuridad que reinaba en aquella noche inhóspita. Peter se movió entre las sombras como un fantasma. Saltó sobre la pequeña cerca de hierro forjado y se detuvo ante la tumba de su abuela. «Erin Malone. Go síoraí». Para siempre. Esas eran las únicas palabras grabadas en la lápida de granito. Su abuelo se había encargado de cincelarlas él mismo. Arrodillándose ante la tumba, Peter alargó el brazo izquierdo y tocó la piedra a la vez que inclinaba la cabeza. Su abuelo siempre había rendido homenaje a su abuela de aquella manera y todos sus hijos, excepto Grant Malone, habían seguido su ejemplo. Peter se preguntó si su hermano Rory también lo haría. Levantó la cabeza y volvió la mirada hacia la cabaña. Sólo era una silueta oscura entre las sombras, pero sabía que su hermanastro estaba allí. Volvió a mirar la tumba y luego saltó de nuevo la cerca encaminándose hacia la cabaña. Rory era rápido y desconfiado. Ese día se había dado cuenta que alguien observaba la cabaña, ya que Peter no había intentado ocultarse. Se acercó a la cabaña con sigilo. Se camufló entre las sombras, se confundió con ellas y las utilizó para aproximarse al porche trasero de la casa, donde vio al joven que estaba sentado en el viejo balancín. Rory tenía veinticinco años. Era todo un hombre y se parecía mucho a Thiago cuando tenía esa edad. Quizá fuera un poco más ancho de hombros y sus músculos estuviesen más marcados, pero no eran tan efectivos. Permanecía sentado en silencio con el rifle sobre los muslos y el cuerpo en tensión.
 —Sé que estás ahí —masculló su hermano—. Si no te he tenido a tiro antes, no te voy a tener ahora. Así que puedes dispararme. —La amargura teñía su voz y se reflejaba en su expresión cuando alzó la cabeza. Rory pensaba que él estaba muerto al igual que todos lo demás. Y Peter tenía que asegurarse de que nadie sospechara lo contrario. Salvo Rory. Peter iba a necesitar su ayuda. Iluminado por la luz de la luna, saltó en silencio sobre la barandilla del porche, arrancó el rifle de las manos de Rory y lo cogió por el cuello mientras el balancín chocaba contra la pared. No era un agarre fuerte, sino preventivo. No quería despertar al anciano. No quería agrandar la pena de Rory, ni su vergüenza.
 —No hagas ruido —siseó Peter sobre el rostro bronceado de su hermano—. No he venido a hacerte daño. -La expresión de Rory era de franca desconfianza; pero lo cierto era que Peter se hubiera sorprendido si hubiera reaccionado de otra manera.
 —He venido a darte la oportunidad de conocer todo lo que sé sobre tu hermano —le advirtió Peter con voz queda—. Una oportunidad. Desperdíciala y no volverás a tener otra.- Rory entrecerró los ojos. Unos llamativos ojos azules, la auténtica mirada Bedolla.
 —Mi hermano está muerto —le espetó en voz baja—. ¿Qué podrías contarme tú que mi tío no sepa? -Peterse inclinó sobre él. 
—Bràthair2, ¿qué quieres saber? —le preguntó antes de enderezarse.
Rory estaba temblando. La oscura piel irlandesa de su rostro había palidecido mientras miraba la sombra que tenía delante de él. Peter dio un paso atrás, todavía con el rifle en las manos. 
—Ven conmigo. —Señaló con la cabeza el cobertizo situado al fondo del patio—. ¿Todavía hay luz en el cobertizo? -No hubo respuesta, pero Rory lo siguió igualmente. Entraron en el cobertizo y Peter cerró la puerta lentamente antes de encender la luz. Rory se dejó caer en la vieja silla del rincón y clavó los ojos en él. Su mirada reflejaba dolor y cólera. 
—Creí que eras mi hermano —susurró—. Yo... esperaba que lo fueras. Peter observó cómo Rory se frotaba la cara con las manos y sacudía la oscura cabeza. Se quitó las gafas de visión nocturna, un nuevo juguete de la unidad que le había venido muy bien, y clavó la mirada en Rory, dándose cuenta de que los ojos que veía cada mañana en el espejo eran de un azul más oscuro; más feroces, sombríos y peligrosos que los de su hermano. Rory parpadeó. 
—¿Todavía te escabulles aquí para fumar? —preguntó Peter, recordando cómo su hermano se colaba en el cobertizo con un pitillo cuando pensaba que nadie lo veía. Era algo que sólo habían sabido Rory y él. A Rory le tembló la mano. Se aferró a los brazos de la vieja silla y clavó la mirada en Peter como si de esa manera pudiera ver lo que necesitaba saber.
 —¿Quién eres?
-El fantasma de Thiago—suspiró Petet—. Soy Peter Lanzani , Rory, y jamás debes olvidarlo. Debes creer que Thiago está muerto, porque hace mucho tiempo que desapareció. Ahora sólo existe Peter. -Pero Rory todavía intentaba encontrar a Thiago dentro de él. Peter observó la desesperación en la mirada de su hermano y sintió cómo se resquebrajaba su alma. —Necesito tu ayuda, Rory. 
—¿Mi ayuda? —Su hermano negó de nuevo con la cabeza—. Ni siquiera sé quien eres. 
—No me habrías reconocido hace cinco años —le aseguró—. Fue un infierno. Fue la muerte. 
—¿Lali? 
—No lo sabe. —La voz de Peter se endureció—. Y nunca lo sabrá. No estoy bromeando, muchacho. Thiago Bedolla no existe. -Rory lo miró intensamente durante unos largos y tensos momentos.
 —¡Maldita sea! —El joven se puso en pie, con la cara convertida en una máscara de cólera—. ¡Hijo de perra! No eres Thiago. ¿Sabes por qué sé que no lo eres?- Peter le devolvió la mirada, impertérrito. Enterrar aquellas emociones lo estaba matando. Demonios, había pensado que no sería tan duro. Le había dicho a Jordán que sería una misión sencilla, pero se estaba convirtiendo en una dolorosa pesadilla. —Te lo diré —gruñó Rory—. No eres Thiago porque él no estaría aquí conmigo en este momento. —Señaló el suelo del cobertizo con el dedo—. Estaría cuidando de su esposa en vez de dejar que otro hombre lo haga por él. -Antes de que Peter se diera cuenta de que estaba perdiendo el control, antes de que su hermano adivinara sus intenciones, se levantó de la silla, cogió a Rory por la garganta y lo inmovilizó contra la pared, gruñéndole en la cara. Rory tenía el mismo aspecto que Thiago había tenido una vez. La misma constitución que Thiago. O que Peter. Podrían haber sido gemelos. Podrían haber sido hijos del mismo padre y la misma madre en vez de haber nacido de mujeres diferentes. Rory era un Thiago más joven. Y Peter apostaría lo que fuera a que sabía cómo reírse. 
—¿La has tocado? —El hielo invadió su voz, su alma. Lo invadió todo—. ¿La has consolado? -Apretó las manos en torno a la garganta de Rory. Era como si lo viera. Rory tocándola, abrazándola, mientras Lali susurraba el nombre de Thiago y las palabras «para siempre». Su agarre se volvió más apremiante. Su Lali. Dulce, suave, cálida. Ella se había prometido a él para siempre. ¿Estaría acaso ofreciéndole lo mismo a Rory? 
—¿Thiago? —dijo Rory entre jadeos. Noah volvió a mirarlo en estado shock y las lágrimas anegaron los ojos del joven, volviéndolos más oscuros. —Thiago —resolló—. Oh, Dios. Oh, Dios mío. Estás vivo. ¡Maldito bastardo! Peter recibió una patada, varios puñetazos en los riñones y las maldiciones ahogadas del joven. Le soltó el cuello y le retorció el brazo en la espalda, aplastándole la cara en la mesa que había contra la pared. 
—¿Has... tocado... a... mi... esposa?
 —Debería —replicó Rory con un gemido, mitad sollozo, mitad rabia contenida—. Debería haberlo hecho. Eres un hijo de perra. Un auténtico hijo de perra. . ¡Vete de aquí! —Rory se incorporó, dándole la espalda—. ¡Vete!
-No puedo hacerlo, Rory
Regresó junto a su hermano y controló sus emociones. El horror en los ojos de Rory no era algo que hubiera querido ver.
 —Lali no es la misma sin ti —susurró Rory—. Siempre está triste. Lo único que hace es trabajar y encerrarse en sí misma. Ya no es la misma mujer de antes, igual que tú no eres el mismo hombre.
 Peter apretó la mandíbula con fuerza y cerró los puños. No podía hablar de Lali. No ahora. Todavía no. 
—Háblame de la milicia Black Collar. -Rory parpadeó. 
—¿De BC? —bufó—. Estuve en esa mierda un tiempo. Aún recuerdo la azotaina que me diste por ello antes de marcharte. —No te he preguntado por tus estupideces —gruñó
—. Cuéntame algo que no sepa. -Rory se pasó la lengua por los labios y apartó la mirada por un segundo.
 —Dos de los mecánicos de Lali pertenecen a BC. Pero son de bajo nivel. Nadie conoce a los jefazos, aunque hay quien se jacta de ello algunas veces. La mayoría hacen recados, nada importante. 
-Peter volvió a sentarse a horcajadas en la silla. 
—¿Cuándo comenzaron a trabajar para Lali?- Rory lo miró con los ojos entrecerrados. 
—Siempre la llamaste Lali, Thiago.
—Rory, no me cabrees otra vez —suspiró—. Contesta a mis preguntas. Y como vuelvas a llamarme con ese nombre te daré una paliza. Ahora me llamo Peter Lanzani. Rory dio un respingo antes de ponerse rígido y sacudir la cabeza
-Demonios —dejó escapar el aliento—. Hace más o menos un año. Todos los hombres que trabajaban para ti se fueron el primer año. Lali lo pasó muy mal durante mucho tiempo. Cuando finalmente comenzó a superarlo, estaba cerca de perder la casa y el taller. Yo no podía hacer nada. —La expresión de su rostro reflejó el dolor que sentía cuando miró a Peter—. Lo intenté a pesar de no saber nada de mecánica —susurró encogiéndose de hombros—. Y sí, Lali es muy buena arreglando motores, pero no tiene don de gentes. Hacer que las cosas salieran adelante ha llevado su tiempo. -¿Mariana sabía de mecánica? Peter reprimió su incredulidad. Tendría que verlo para creerlo. ¿Y no tenía  don de gentes? ¿Quién se había llevado a su esposa y la había reemplazado por otra mujer? 
—Lo que quiero es que me hables de la milicia —gruñó Peter. Rory se pasó las manos por el pelo.
 —Lo cierto es que no sé mucho. —Negó con la cabeza—. Estoy bastante seguro de que Mike Conrad está relacionado con ella. Sé que ronda por el taller desde que supimos lo de tu muerte, y que ha intentado varias veces que Belle se lo venda a pesar de que ella se niega. A veces, Mike bebe de más, y cuando lo hace, dice muchas cosas, aunque todavía no la ha amenazado. El sheriff no sirve para el cargo y puede que sea uno de ellos. Hay rumores de que los de BC están involucrados en algunas de las muertes del parque nacional, pero por ahora son sólo rumores. Demonios, Peter, he estado tan ocupado manteniendo a los lobos alejados de Lali que no he tenido tiempo de prestar atención a toda esa mierda. Peter asintió. No había esperado que Rory supiera demasiado. 
—Quiero que me contrates en el taller. Es más, dirás que me has contratado esta noche. Que me conociste el mes pasado en ese bar de Odessa. Rory le dirigió una mirada sorprendida.
—¿Conoces ese bar? 
—Y a la camarera —gruñó Peter—-. Me conociste esa noche, me encontré contigo cuando pasaba por el pueblo y me ofreciste el trabajo. Rory le dirigió una mirada confusa. 
—¿Y Mariana? 
—No sabrá quien soy —masculló con voz queda—. Y si se lo dices, Rory, si se lo insinúas siquiera, acabaré contigo, ¿entendido? —Volvió a mirar a su hermano. Ahora no había cólera en sus ojos, ni ninguna otra emoción. Sólo el hielo que volvía a ocupar su lugar. 
—Pero Lali es tu esposa —murmuró Rory con una mueca de pesar—. Te has mantenido alejado de ella demasiado tiempo.
 —Me ocuparé de Mariana a mi manera. —Se levantó de la silla y le brindó a su hermano una dura mirada—. ¿Me has comprendido, Rory? A mi manera. Rory asintió con vacilación.
 —Quédate aquí mañana y recupérate de lo que vas a beber esta noche. Y no aparezcas hasta que no te sientas preparado para lidiar con esto. -Rory gruñó.
 —Entonces no esperes verme hasta la próxima vida. -Peter le dirigió una larga mirada silenciosa. 
—Está bien. Dame un día o dos —dijo finalmente Rory, encogiéndose de hombros. 
-Muy bien, hermano. Como siempre, tienes razón. Lali no necesita saber quién eres. Ahora tiene una segunda oportunidad; quizá esta vez consiga que su hombre se quede en casa. -Peter  se quedó paralizado, ni siquiera parpadeó. 
—¿Qué quieres decir?
 —Deberías haberte informado un poco antes de regresar y acusarme de tocar lo que es tuyo. No es por mí por quien debes preocuparte, Peter. Quien debería preocuparte es tu buen amigo Duncan Sykes. Se divorció hace un año y desde entonces está saliendo con Lali. —La sonrisa de Rory era burlona—. Si me gustara hacer apuestas, apostaría lo que fuera a que muy pronto Lali le dejará conducir tu todo terreno.- Peter intentó controlar la violenta furia que llevaba dentro. Que le corroía las entrañas, que le nublaba la mente y amenazaba su autocontrol y su capacidad de raciocinio. Duncan Sykes. No. No había pasado. Lali no había estado con ningún otro hombre. Nadie más la había tocado. Nadie se atrevería. Porque él lo habría sabido y lo habría matado. Peterse deslizó en la noche con el mismo sigilo con el que había aparecido. Con rapidez, rodeó la casa y permaneció en las sombras hasta que llegó al cañón donde había dejado la Harley, a más de un kilómetro. Era consciente de que Rory intentaría rastrearle, pero el joven no tenía la experiencia necesaria. Le había perdido la pista a los pocos segundos de que Thiago hubiera salido. Sin embargo, había otros ojos, unos ojos viejos y llenos de lágrimas que observaban cada una de sus pasos con orgullo, amor y regocijo. 
Y ahora si que este es el ultimo por hoy jajaja muchísimas gracias por la gente que ha leído y comentado. Muchas gracias. Son lo mas! Besosss!

3 comentarios:

  1. sube mas !! me encantaaa!! y no sabes con la intriga con la que me has dejado!!

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  2. sube mas por fa
    quiero saber que pasa
    esta muy buena

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  3. Duro Peter .Quien lo observaba ,debe ser su abuelo.

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