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miércoles, 3 de octubre de 2012

CAPÍTULO 23

¿Qué le estaba haciendo? Había algunos aspectos de Peter que no parecían propios del marido que ella recordaba, que liberaban partes de Lali que Thiago jamás había poseído. Igual que él revelaba partes de sí mismo que la joven no había conocido durante su matrimonio.
 Lali se arqueó cuando las manos de Peter le amasaron los senos con la dureza suficiente para despertar en ella una pequeña alarma ante el peligro y un deseo abrumadores.  La barba corta de Peter le raspaba la piel. Sus labios y su lengua la acariciaban y le marcaban los senos. Lali se arqueó, se retorció e intentó acercarse más a aquella lengua diabólica que con cada movimiento provocaba relámpagos de placer que le desgarraban el vientre. Estaba tan mojada. Tan preparada para él. Lo necesitaba tanto que los gemidos que salían de sus labios se convirtieron en súplicas, en gritos de implorante necesidad. 
—Te gusta lo que te hago. —-La confianza y el placer llenaban la ronca voz masculina cuando atrapó entre sus labios un duro pezón. 
—Lo odio —jadeó ella, sabiendo que era mentira.
 Peter se rió entre dientes y, por un momento, ella retrocedió en el tiempo. Aquella risa ahogada, ronca y aterciopelada, era un sonido del pasado y casi la hizo alcanzar el orgasmo.
. —Apuesto lo que quieras a que estás mojada —susurró—. Quiero saborear tu necesidad.
 A pesar de su dureza, su voz estaba impresa de una extraña ternura. . —Cuando llegue ahí abajo, tus rizos van a estar mojados, ¿verdad, Lali? -Ella le brindó una sonrisa.
 —Tendría que tener rizos para eso, Peter. 
El se quedó paralizado y le brillaron los ojos. Su rostro se contrajo con tanto deseo y lujuria, que al verlo Lali sintió un duro estremecimiento en el vientre. Oh, sí. Su Thiago adoraba que estuviera depilada. Le había encantado lamer y morder los aterciopelados y suaves pliegues de su sexo libres de vello, acariciarlos, besarlos.
 La respiración de Peter se hizo más áspera, y apretó los clientes.
 —¿Estás depilada? —Los músculos de su pecho y de los brazos se tensaron e hincharon. 
—Totalmente, Peter. —Lali esbozó una sonrisa lenta y provocativa—. Estoy toda suave y sedosa. Sin rastro de vello.
 Peter dio un respingo, como si le hubieran dado un latigazo. Se llevó una mano a los vaqueros, aflojó el cinturón y se los bajó casi desgarrándolos. El se incorporó de golpe y avanzó sobre el cuerpo de Lali. Enterró la mano en el pelo de la joven y le alzó la cabeza para darle exactamente lo que ella quería. Su grueso miembro se abrió paso entre los labios femeninos y ella lo succionó con ansia. Peter le desabrochó el cierre de la falda, le bajó la cremallera y le deslizó la prenda por los muslos. Lali alzó el trasero para ayudarle a despojarla de la falda, quedándose tan sólo con la ropa interior. El tanga de seda no ocultaba la humedad que surgía incontrolable de su cuerpo. 
—Estás jugando con fuego —musitó sonriendo con aprobación mientras ella seguía jugando con sus labios y su lengua. Lali se retiró y se pasó la lengua por los labios. Al verlo, Peter se estremeció contra ella y emitió un gemido desgarrador. Retiró los dedos de debajo del tanga y la miró con una inquietante promesa en los ojos antes de darle una ligera palmada sensual en el monte de Venus, sobre la mojada seda de la prenda interior. Ella se quedó paralizada. Le pasó la palma por encima del tanga mojado y oyó la rápida inspiración femenina. 
Peter se echó hacia atrás, la alzó y la colocó de tal manera que la cabeza de Lali quedó situada frente al volante. Le abrió las piernas y miró fijamente la seda mojada de color melocotón pálido que le cubría el monte de Venus. Le deslizó el tanga por los muslos, acariciándole las piernas y las rodillas, y lo dejó a un lado. Luego bajó la mirada a los pliegues rosados y a las nalgas. Recorrió con los dedos la provocativa curva del trasero femenino y se lo levantó más para palmearlo ligeramente. Sólo una suave cachetada. La luz de la luna brillaba sobre la pálida piel de Lali cuando Peter le pasó los dedos por la estrecha hendidura, provocándola, sintiendo los jugos que también cubrían la diminuta entrada de su ano.
. —¿Qué necesitas, pequeña? 
—Noah —gimió su nombre con voz desfallecida, clavando las uñas sobre los asientos de piel y marcándolos para siempre. Ver las marcas dejadas en el asiento llenó de satisfacción a Peter. Estaba marcado con su pasión. Igual que lo había marcado a él. Le bajó las piernas y se las abrió de nuevo, clavando los ojos en los hermosos pliegues rosados que protegían la estrecha entrada a su cuerpo. Apretó los dientes. Tenía que verla mejor. Encendió las luces de la cabina, tensó la mandíbula y rechinó los dientes ante la vista de la sedosa humedad que cubría el sexo de Lali. 
—Voy a devorarte —masculló él, apoyando una rodilla en el suelo del vehículo e inclinando la cabeza hacia la carne dulce y tersa que lo esperaba entre los muslos femeninos. Su Lali. Mojada. Caliente. 
—Dios mío. Peter. Sí. —La joven arqueó las caderas hacia él. 
—¿Qué quieres, Lali? —murmuró sobre su carne mojada—. Dímelo, pequeña. Dime lo que quieres. ¿Lo quieres suave y dulce? —Lamió los pliegues hinchados para saborear los jugos que fluían de su frágil cuerpo, y gimió ante el dulce y cálido sabor de su esposa. —¿O duro y profundo? —La alzó hacia él, le metió la lengua bruscamente en la vagina y escuchó que los labios de Lali dejaban escapar un grito agudo y suplicante. 
Peter sintió los delicados músculos femeninos apresándole la lengua, apretándola, y su gruesa erección se estremeció en respuesta. Le latía el engrosado glande, le palpitaba. Demonios. Si no la tocaba, la saboreaba, la poseía, si no la tenía una vez más moriría sin remedio. Lo quería todo de ella. Cada caricia, cada matiz de su sabor. Lali movió las manos y volvió a clavar las uñas en el asiento rasgando la superficie de piel. Otra marca. A ella nunca se le olvidaría. Jamás dejaría de recordar a quién pertenecía. A él. Le acarició la tierna y sensible carne de su sexo con un breve toque de su lengua. Lamió la dulce suavidad que chocó con su paladar, estimuló las terminaciones nerviosas ocultas de la joven.

Cuando Peter se derrumbó sobre Lali, rodeándola con los brazos, envolviéndola en su poderoso abrazo, la joven tuvo que luchar para contener las lágrimas y la necesidad de pedirle explicaciones. Poseía el cuerpo de su marido, poseía aquella oscura pasión que había vislumbrado en él tiempo atrás, pero no poseía su confianza. La confirmación de que no confiaba en ella, y de que sí le había contado lo que ocurría a su hermano, era un duro golpe para su corazón. Apretó los brazos en torno a él y una lágrima solitaria resbaló por su mejilla antes de poder contenerla. Por alguna razón, Peter estaba allí ahora. Lleno de deseo por ella. Todavía duro dentro de ella. Meciéndolos a ambos suavemente e inundando sus sentidos con rápidos jadeos
-¿Estás bien? —murmuró él cuando sintió que la joven volvía a respirar con normalidad. La risita de Lali fue temblorosa, casi llorosa.
. —¿Estar viva cuenta? —Lali habló en voz baja, como él. Como si hablar más alto perturbara de alguna manera la intimidad que los rodeaba. 
—Definitivamente, te quiero viva. —Peter sonrió y le acarició el brazo desnudo mientras ella apoyaba la cabeza en el otro. La joven se sentía relajada y laxa contra él. Como una gatita perezosa. Lo único que faltaba era que ronroneara. 
—Ha sido maravilloso —susurró mirándolo a los ojos y moviéndose sinuosamente contra sus caderas—. Estabas muy duro y excitado, ¿no es cierto, Peter? -El gruñó. 
—¿A eso le llamas estar duro? Pequeña, esto ha sido sólo el aperitivo. Un tentempié. 
Peter sonrió ampliamente al ver que Lali agrandaba los ojos con sorpresa.
 —Entonces no sé si sobreviviré cuando llegue el plato principal. —Frunció los labios al pensarlo—. ¿Tendré que doblar mi ración de vitaminas?
 El le mordisqueó la punta de la nariz, casi riéndose de su expresión cuando le deslizó los dedos por la cadera. 
—Eres una chica mala. —Se movió con suavidad—. Podrías acabar recibiendo una buena zurra. 
—Quizá me guste. —Lo miró de soslayo—. Es toda una amenaza, irl... —Lali se interrumpió.
Dios santo! La joven se pasó la mano por el pelo. Casi lo había llamado «irlandés». Casi había reconocido que sabía quién era.
. —¿Qué? —dijo Peter con una sonrisa. Lali se contuvo y sus labios dibujaron una sonrisa pesarosa.
 —Creo que eres un cuentista. 
El entrecerró los ojos.
 —Te demostraré lo contrario. 
—¿Esta noche? —Lali se rió con un sonido ronco y perezoso—. Antes volvamos a casa. La cama es más cómoda. 
A casa. El guardó silencio y bajó la mirada hacia ella.
 —¿A casa? 
Los ojos de Lali parpadearon como si un pensamiento incómodo hubiera invadido su mente de repente, y la mente de Peter se llenó de inquietantes preguntas. ¿Habría recordado la joven de pronto que él no era Thiago? ¿Que había dejado que otro hombre la abrazara, que la follara, aunque su corazón perteneciese a su marido muerto? Maldición, iba a tener que dejar de pensar en eso. Se volvería loco si no dejaba de sentir celos de... sí mismo. 
—Tenemos que volver a casa —dijo ella encogiéndose de hombros—. Supongo que «casa» es el sitio adonde quieras ir. No temas, no estoy sugiriendo que mi casa sea la tuya. Si prefieres la cama del apartamento, es cosa tuya. 
Se apartó de él, recogió la ropa del suelo del todoterreno y comenzó a vestirse. —Te he ofendido y no era mi intención hacerlo. —Peter le miró la espalda con el ceño fruncido. Maldita sea. Tenía que controlarse.
 —¿Cuánto tiempo vas a quedarte por aquí, Peter?
 La pregunta le sorprendió. Peter entrecerró los ojos, consciente de que ella le daba la espalda a propósito.
 —¿Quieres que me vaya? -Un pequeño sonido de irritación resonó en la cabina. Coqueto y lleno de ira. 
—¿Acaso te he pedido que te vayas? Quizá sólo sienta curiosidad por saber si tienes intención de quedarte aquí o si ya has hecho otros planes. —Había una tensión en la voz de Lali que puso en guardia a Peter. 
—¿Qué tipo de planes? 
—Por ejemplo, largarte. —Ella se encogió de hombros—. Has llegado al pueblo procedente de Dios sabe dónde y has asumido el control de mi vida y de mi cama. Me gustaría saber si me consideras algo más que un revolcón.

12 comentarios:

  1. Me encanta necesito saber si esta novela es una saga, un libro independiente o aunque sea el autor porfa

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  2. me ecanto el cap, muy bueno y ambos luchan por no decr lo que siente.
    @Masi_ruth

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  3. ¡¡¡Como aprieta Lali !!!,pero es k "Peter Thiago",se lo merece.

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  4. Uhhhhhhhhhhhh la ultima partee estuvo fuertee...¿que hara peter?

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  5. nooo que genial, soy una lectora nueva recien hoy me puse al dia por eso firmo, es simplemente increible espero el proximo capitulo ;) beso cuidate

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  6. volveeeeeeee.. donde estaaas

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  7. amo esta novelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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